Por INSPIRA, 7 de agosto de 2020
La relación cuerpo y mente es más evidente que nunca. Del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo (mayormente por temor o preocupación), muchos de los problemas psicológicos se ven representados en síntomas físicos. Investigaciones y estadísticas confirman que una cuarta parte de la población que acude a un médico de atención primaria presenta este tipo de enfermedad.
Se entiende que una persona sufre de somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras una evaluación médica no se logra identificar la causa de sus síntomas. También, pesa a que la persona sea diagnosticada con alguna condición física, tales síntomas o consecuencias son excesivos con lo que se ha de esperar.
Debido al difícil diagnóstico de las enfermedades somáticas, la medicina tradicional suele centrarse casi exclusivamente en los síntomas físicos de la enfermedad, solo para tener a los pacientes regresar, poco después, con iguales o distintos síntomas. En ese caso, el médico suele referir al paciente a un psicólogo o centro de salud mental alegando que sus síntomas son resultado de los "nervios". A menudo, a estas personas le cuesta creer que sus síntomas provienen de un problema psicológico por lo que optan por cambiar de médico en búsqueda de una respuesta física.
Los síntomas más comunes que estas personas podrían reportar son:
Dolor de espalda
Mareos, vértigos o náusea
Dolor en las extremidades
Gases o malestar estomacal
Dificultad al respirar o dolor en el pecho
Palpitaciones, taquicardia
Dolor en las articulaciones
Es importante resaltar que una persona con trastorno de síntomas somáticos no fingen sus síntomas. El dolor y los problemas físicos que experimentan son reales.
Ciertos factores podrían estar relacionados a estos síntomas, entre ellos:
Causas Naturales: Entre estas, podemos resaltar aquellas provocadas por el funcionamiento propio de nuestro organismo cuando realizamos la digestión, cuando sudamos, cuando llevamos una mala alimentación, cuando no hacemos ejercicios o cuando tenemos malos hábitos del sueño.
Perspectivas o pensamientos negativos: Ante la pandemia muchas personas podrían reportar síntomas del COVID-19, tales como fiebre, tos, dolor de garganta y dolor de cabeza, sin necesariamente tener la enfermedad. Estos síntomas son reales y pueden llegar a confundir a las personas haciéndoles creer que se han contagiado con el virus. Pero en el caso de la somatización esos síntomas son mayormente provocados por un estado de ansiedad y preocupación.
Mayor sensibilidad ante el dolor y otras sensaciones de molestia: La ansiedad, el estrés o la depresión podrían provocar cambios en nuestro organismo que nos hacen más sensibles al dolor.
Antecedentes familiares o genética: La propuesta de una base genética común se ha considerado pero no se ha comprobado a nivel mundial.
Antecedentes de maltrato físico o abuso sexual: Es posible que personas que hayan experimentado algún tipo de maltrato físico o abuso sexual consulten a su médico por síntomas inespecíficos que muchas veces corresponden a somatizaciones. El miedo, la culpa, la vergüenza y los sentimientos negativos que puedan tener hacia ellos mismos o hacia los demás, son algunos de los síntomas que se producen y una de las principales razones por las cuales a estas personas les cuesta tanto hablar acerca de lo que están sintiendo tanto a nivel físico, como emocional.
Proceso de evaluación, diagnóstico y tratamiento
La atención primaria será la puerta de entrada para gran parte de los pacientes somatizadores. En ese caso el médico generalista se encargará de realizar un exámen físico completo para descartar cualquier condición física. De no encontrar una causa aparente, su proveedor lo podrá referir a un proveedor de atención psicológica.
Los cierto es que trabajar con un terapéuta lo puede ayudar a aliviar sus síntomas, manejar el dolor y funcionar a diario. Durante la terapia, el paciente aprenderá a:
Analizar sus sentimientos y creencias sobre su salud y sus síntomas
Encontrar maneras de reducir el estrés y la ansiedad
Dejar de concentrarse tanto en sus síntomas físicos
Reconocer lo que parece empeorar el dolor u otros síntomas
Saber cómo manejar el dolor u otros síntomas
Mantenerse activo y sociable, incluso si todavía tiene dolor u otros síntomas
Desenvolverse mejor en su vida diaria
El terapéuta también tratará toda condición de salud mental que el paciente podría presentar. Además, es posible que le recete medicamentos, como antidepresivos, para reducir los síntomas de ansiedad o depresión.
Bajo ninguna circunstancia el proveedor de salud mental le puede hacer creer que sus síntomas son imaginarios o que todo está en su cabeza. El proveedor debe siempre colaborar con el paciente para manejar los síntomas ya sean físicos o emocionales.
De no recibir tratamiento usted puede comenzar a presentar:
Problemas para funcionar a diario
Problemas con sus familiares, amigos y compañeros de trabajo
Mala salud
Mayor riesgo de presentar síntomas de depresión o pensamientos suicidas
Problemas económicos debido al costo de pruebas y visitas excesivas al consultorio
Si usted o algún ser querido está constantemente preocupado por uno o varios síntomas físicos o si entiende que podría estar presentando síntomas de ansiedad o depresión debe hablar con su médico primario o acudir a un centro de salud mental como INSPIRA. La asesoría puede ayudarle a hacerle frente a la somatización y por consiguiente a reducir los síntomas para que pueda llevar una vida de calidad.
Fuentes de referencia:
Habla con los expertos. Con más de 30 años de experiencia, INSPIRA se categoriza como el principal centro de salud mental en Puerto Rico. Recomendado por pacientes.
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