Por INSPIRA, 17 de agosto de 2020
¿Sabías que el trastorno de déficit de atención con hiperactividad no es sólo un trastorno de la infancia?
Una persona diagnosticada con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, o ADHD según sus siglas en inglés, tiene dificultad para prestar atención y controlar sus comportamientos impulsivos. También puede ser inquieta y estar en movimiento constante. Si esto le pasa continuamente o si siente que estos comportamientos le están impactando negativamente su vida diaria, podría estar presentando síntomas del trastorno de déficit de atención con hiperactividad.
Aunque los síntomas de esta condición suelen comenzar en la infancia, estos pueden continuar en la adolescencia y seguir hasta la edad adulta. A pesar de que la hiperactividad tiende a mejorar a medida que un niño se convierte en adolescente, a menudo los problemas de falta de atención, desorganización y mal control de los impulsos continúan hasta la adultez, lo que podría generar problemas en el ámbito laboral.
¿Cuáles son algunas señales de aviso del trastorno de déficit de atención con hiperactividad?
Los investigadores del Instituto Nacional de la Salud Mental están estudiando las causas del trastorno de déficit de atención con hiperactividad. La investigación actual sugiere que las personas a las cuales se les diagnostica esta condición muestran un patrón persistente de tres diferentes tipos de síntomas:
Dificultad para prestar atención (falta de atención)
Actividad o inquietud excesiva (hiperactividad)
Actuar sin pensar (impulsividad)
Estos síntomas obstaculizan el funcionamiento o el desarrollo de la persona. Las personas con trastorno de déficit de atención con hiperactividad suelen tener una combinación de los siguientes síntomas:
Pasan por alto o no se dan cuenta de los detalles, cometen errores por descuido o descuidados, en las tareas escolares, en el trabajo o al realizar otras actividades
Tienen problemas para mantener la atención en sus tareas o juegos, incluyendo en las conversaciones, conferencias o lecturas largas
Parecen no escuchar cuando se les habla directamente
No logran seguir instrucciones, terminar las tareas u obligaciones escolares, del hogar o del trabajo o comienzan las tareas, pero en poco tiempo pierden el enfoque y se distraen fácilmente.
Tienen problemas para organizar tareas y actividades, como, por ejemplo, para hacer las tareas en secuencia, mantener los materiales y pertenencias en orden, mantener el trabajo organizado, controlar el tiempo, y cumplir con los plazos
Evitan o no les gusta hacer tareas que requieran un esfuerzo mental sostenido, como trabajos escolares o domésticos, o en el caso de adolescentes y adultos mayores, preparar informes, completar formularios o revisar documentos largos
Pierden objetos necesarios para las tareas o actividades, tales como los útiles escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, documentos, anteojos y teléfonos celulares
Se distraen fácilmente con pensamientos o estímulos no relacionados
Son olvidadizos en las actividades diarias, como las tareas, los mandados, retornar las llamadas y mantener las citas
Algunas señales de hiperactividad e impulsividad son:
Moverse y retorcerse cuando se está sentado.
Levantarse y pasearse en momentos y lugares donde se espera que las personas permanezcan sentadas, como en el aula o la oficina
Correr o deambular o treparse en lugares donde no se considera apropiado o, en el caso de adolescentes o adultos, sentirse inquietos a menudo.
No poder jugar o participar en pasatiempos que tomen un largo periodo de tiempo
Estar constantemente en movimiento o deambulando o actuando como si fuesen “impulsados por un motor”
Hablar de manera persistente
Responder las preguntas antes de que se terminen de hacer, terminar las oraciones de otras personas o hablar sin esperar su turno en la conversación
Tener problemas para esperar su turno
Interrumpir a otros o entrometerse, por ejemplo, en las conversaciones, juegos o actividades
Tener estas señales y síntomas no necesariamente significa que se tiene trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Hay muchos otros problemas, como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de problemas de aprendizaje, que pueden tener síntomas similares. Si usted está preocupado pensando que usted o su hijo podrían tener el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, el primer paso es hablar con un profesional de la salud para averiguar si los síntomas se ajustan al diagnóstico. El diagnóstico lo puede hacer un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o psicólogo clínico, o el médico de cabecera o pediatra.
Cómo tratar el trastorno de déficit de atención con hiperactividad
Aunque no existe una cura para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, los tratamientos actuales pueden ayudar a reducir los síntomas y mejorar el funcionamiento. Este trastorno se trata con medicamentos, educación o capacitación, psicoterapia, o con una combinación de tratamientos.
Medicamentos
Para muchas personas, los medicamentos para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad reducen la hiperactividad y la impulsividad y mejoran la capacidad de concentrarse, trabajar y aprender. La primera opción de tratamiento para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad son los estimulantes.
Psicoterapia
Se han probado diferentes tipos de psicoterapia para el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, pero las investigaciones muestran que la psicoterapia tal vez no sea eficaz en tratar los síntomas de este trastorno. Sin embargo, la adición de psicoterapia a un plan de tratamiento para el trastorno de hiperactividad con atención puede ayudar a los pacientes y a sus familias a lidiar mejor con los desafíos diarios.
Educación y capacitación
Los niños y los adultos con trastorno de déficit de atención con hiperactividad necesitan orientación y la comprensión de sus padres, familias y maestros para alcanzar su pleno potencial y ser exitosos. Los profesionales en salud mental pueden educar a los padres de un niño con este problema sobre el trastorno y cómo éste afecta la familia. También pueden ayudar al niño y a sus padres a desarrollar nuevas habilidades, actitudes y formas de relacionarse entre sí. Algunos ejemplos incluyen:
La capacitación en habilidades para la crianza enseña a los padres las destrezas que necesitan para reforzar y recompensar el comportamiento positivo en sus hijos.
Las técnicas para el manejo del estrés pueden beneficiar a los padres de los niños con trastorno de déficit de atención con hiperactividad al aumentar su capacidad para hacer frente a la frustración, para que puedan responder con calma al comportamiento de su hijo.
Los grupos de apoyo pueden ayudar a los padres y a las familias a juntarse con otros que tienen problemas e inquietudes similares.
Si se añade terapia conductual, consejería y apoyo práctico, se puede ayudar a las personas con trastorno de déficit de atención con hiperactividad y a sus familias a enfrentar mejor los problemas diarios.
Fuente de referencia:
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