Publicado por INSPIRA, 30 de octubre de 2020
A continuación abordaremos las 5 razones por las cuales las personas evitan ir a terapia:
1. Miedo al estigma:
A muchas personas se les hace difícil aceptar que necesitan ayuda profesional porque no quieren ser vistas por otros como "locas". Incapaces de resolver sus problemas por sí solos. El miedo a ser vistos como "menos que..." les impide a estas personas tomar la acción de ir a terapia. La verdad es que existen múltiples razones por las cuales las personas eligen venir a terapia. Algunas personas están en búsqueda de información, de entendimiento y autoconciencia, mientras que otras están en búsqueda de herramientas para mejorar su satisfacción de vida. Aquellos que eligen la terapia, se benefician al trabajar para sí, capaces de identificar pensamientos y comportamientos erróneos para así poderlos corregir al momento. La vida está llena de eventos, decisiones y transiciones difíciles. La idea de tenerte que enfrentar a todo solo(a) es anticuada.
2. Miedo al diagnóstico:
El principal error es pensar que una vez seas diagnosticado, mantendrás ese diagnóstico para siempre. Con más de 400 diagnósticos diferentes de salud mental, un pequeño por ciento de estos son de por vida. La Alianza Nacional de Salud Mental informa que entre el 70-90% de las personas con un diagnóstico de salud mental se recuperan con terapias. Lo que significa que su diagnóstico pasa a ser parte de su historial psicológico. Al igual que ocurre con otras enfermedades, hospitalizaciones o cirugías que pasan a formar parte de tu historial médico, la condiciones mentales se tratan de la misma forma.
3. Miedo a nunca poder terminar las terapias:
Al igual que existe una idea errónea sobre el diagnóstico, también existe la idea falsa de que una vez que empieces tus terapias, nunca podrás dejar de ir a terapia. Lo cierto es que la terapia es una de las cosas cuyo objetivo principal es que llegue a su fin. La cantidad de tiempo que le dedicas a trabajar con tu terapéuta dependerá de la situación o condición particular a la que te enfrentes, de tu compromiso con el tratamiento y de tu finalización de las tareas externas y terapia recomendada. Algunas personas prefieren continuar trabajando con su terapeuta tiempo después de que su problema se haya resuelto para comenzar un proceso de autoexploración o para comenzar a trabajar otras áreas.
4. Miedo a ser juzgado:
Todos los terapistas de INSPIRA se someten a una formación específica para crear un ambiente terapéutico seguro. Se les enseña a cultivar la calidez, el respeto positivo, y un ambiente de no juicio. Algunos terapeutas también persiguen educación adicional en nichos culturales específicos, como la comunidad LGBT, para garantizar un ambiente abierto y seguro para todos. Los buenos terapeutas son muy cautelosos a la hora de llevar sus propios sesgos y juicios durante las sesiones. Sí, somos humanos, pero también somos profesionales. Si alguna vez te sientes juzgado por algún terapéuta, asegúrate de notificárselo al supervisor correspondiente. La confianza es la pieza más importante de una terapia.
5. Miedo a abrirse a un extraño:
Puede ser incómodo abrirte a un extraño. Se siente como un proceso casi antinatural entrar en un espacio y compartir información personal con alguien que nunca has conocido. Pero ahí está el secreto. El terapéuta te sirve como una visión externa, sin enlaces y prejuicios. Nuestros proveedores no están emocionalmente involucrados contigo y en la mayor parte, no estamos personalmente afectados por la decisión que tomes. Además, les está prohibido compartir tu información con terceros al menos que usted nos haya dado el permiso para hacerlo. Sabemos como quiera que la decisión puede ser complicado por lo que somos pacientes y le damos la libertad a usted de escoger cuánto comparte y cuándo. Los terapuetas le damos valor a la confianza que vamos formando contigo, a la medida de que te vaya sintiendo cada vez más cómodo.
En cuanto a las terapias, a veces, a las personas les resulta más fácil negar que existe una problema. Pueden tener creencias o expectativas de que con el tiempo el problema se solucionará solo, pero la realidad es que eso no siempre ocurre. Si un problema parece no desaparecer, si te encuentras en un mismo patrón destructivo, si algún pensamiento te está afectando y no lograr manejar bien tus emociones, atrévete a coordinar cita con un profesional de la salud mental. Si buscas ayuda, no esta solo.
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