Por INSPIRA, 8 de julio de 2020
Uno de los problemas que más afecta a Puerto Rico en estos momentos es la corrupción, entendida como la práctica de actos delictivo en la administración pública del país, lo que perturba el desarrollo de todo individuo en nuestra población.
Corrupto se define como una persona que suele mostrar alteraciones clínicas que reflejan un cierto nivel de incapacidad para llevar a cabo actividades sociales que sean positivas y trascendentes. Puede incluso presentar conductas desviadas en conflicto con normas sociales que son generalmente aceptadas, sin importarle el juicio colectivo.
La corrupción daña, engaña y enferma a alguien con propósitos malsanos, trastocando su identidad y eliminando sus valores de ética, por lo que se podría decir que toda persona, incluso institución, puede ser llevado a la corrupción, ya sea consciente e inconscientemente.
Todos los seres humanos tenemos potencialidades de corrupción
La corrupción tiene que ver con nuestra historia, es decir, con aspectos corruptógenos maternos, paternos, de la pareja, familiares, educativos, laborales, sociales, culturales, religiosos, politicos, económicos, ideológicos, entre otros...La internalización de experiencias traumáticas acumulativas, de privación y carencias; de castigos, maltratos, componentes sádicos, desafectivos, indiferentes, estimulan nuestras potencialidades destructivas.
Los resultados serán diferentes si se ha vivido con experiencia positivas o negativas y si se ha alcanzado la individualización, indiferencia y autonomía luego de vivir una dependencia saludable y una separación interna buena o no.
El efecto de la corrupción en la salud mental
La salud mental se define como un equilibrio emocional acompañado de un estado de bienestar, social, físico y emocional. Involucra sentirnos bien con nosotros mismo y en nuestra relación con los demás.
Cuando en nuestra sociedad sentimos que algo anda mal, las emociones negativas predominan y se comienza a ver afectada nuestra salud mental, colectiva e individual.
Nuestros expertos confirman que la corrupción no es solo un problema legal que repercute en nuestra economía sino que también afecta la salud de todos, principalmente nuestra salud emocional. Problema que se incuba en la mayoría de las personas quienes comienzan a manifestar emociones negativas como rabia, molestia, angustia, depresión, cólera, desaliento, impotencia, ansiedad y estrés, convirtiéndose en un trastorno que termina por afectar el desarrollo cognitivo social, individual y familiar, teniendo un impacto significativo en la conducta de las personas y su salud mental.
4 de cada 10 personas con condiciones de salud mental serios no reciben tratamiento
El desempleo, la pobreza, la crisis económica, la delincuencia e incluso el alcoholismo y drogadicción son, de forma directa o indirecta, producto de la corrupción y cuando una persona se ve obligada a tener que lidiar con ella a diario, no se percata de los efectos mentales que esta tiene sobre su salud mental, afectando su productividad y ánimos.
Nos estresa: La corrupción nos hace sentir presionados y cuando nuestro cerebro recibe señales de amenaza también se siente presionado, por lo que comienza a enviarle señales a nuestro cuerpo como un sistema de alarma que activa el sistema nervios y las hormonas de adrenalina, aumentando el ritmo cardiaco y la producción de azúcar en nuestra sangre.
Nos hace sentir ansiosos: Es imposible estar tranquilo cuando se teme salir de la casa, cuando no se sabe si el dinero llegará a fin de mes, cuando se sabe que alguien se está guardando los impuestos que pagamos... Gran inquietud, sentimientos de desesperanza y extrema inseguridad son meros resultados de la incertidumbre que estos pensamientos provocan. Cuando la ansiedad se prolonga nuestro sistema inmunitario se debilita y estamos propensos a enfermarnos más, se nos dificulta recordar algunas cosas, podemos sufrir de insomnia y hasta deprimirnos.
Desnivela nuestro estado emocional: Un día te levantas sin ánimos de salir de la cama y no sabes por qué. No es solo que llevas una vida agitado sino la constante presión social en la que vivimos y las sobreabundancia de noticias negativas que vemos y escuchamos a diario, las cuales podemos apostar están relacionadas con dinero, delincuencia, sobornos y quejas del gobierno.
Todas, en resumen, consecuencias directas de la corrupción.
Fuentes de referencia: