Artículo de Opinión: Dr. Alberto Varela, fundador de INSPIRA
Algún día se escribirá un cuento que se titulará: "El 'gusanito' que puso de rodillas al Planeta'.
Por más feo que suene ese título, estoy seguro de que el libro que jamás quisieramos que escribiese fuese: "El 'gusanito' que acabó con la humanidad"...
Lo más lastimoso de todo esto es que se pudo haber evitado con muy poco; bastaba con una pizca de solidaridad intercionalista, por encima del trágico egocentrismo que permea en los países capitalistas, para deterner la catástrofe a la que hoy nos enfrentamos.
Pocos se atreverían a admitir que enero tuvimos una enorme ventana de oportunidad para detener este malvado 'monstruo' microscópico que bautisamo con el nombre Covid-19(coronavirus). No obstante, por triviales rivalidades nacionalistas, no se aprovechó.
Una simple conversación entre los líderes occidentales y el Presidente chino Xi Jinping, hubiese sido suficiente para dar a conocer lo que estaba pasando en la ciudad de Wuhan y lugares aledaños, y cómo podíamos trabajar juntos para resolverlo.
O tal vez, lo más apropiado hubiese sido que quien realizará esa primera llamada fuese el mismo presidente Jinping. Solo él podría saber con mayor exactitud lo que estaba pasando en Wuhan. Pero no lo dijo, al contrario, lo ocultó hasta que era demasiado tarde.
Pero bueno…es que en este mundo moderno nos hemos acostumbrado a tantas cosas raras. Callamos aun cuando vemos la muerte y el sufrimiento rondando libremente por nuestras calles.
¿O, es que la madre naturaleza, enfurecida tras décadas de abuso despiadado a la que la hemos sometido durante tanto tiempo, finalmente perdió su paciencia y decidió lanzarle a la humanidad una última advertencia?
Parece ser que está vez madre tierra "escogió" a los murciélagos para enviarnos su 'mensaje simbólico' antes de desplegar un ataque final. A pesar de que son portadores de poderosos patógenos, estos mamíferos rara vez son fuente de desgracia para los humanos, mientras se respeten en sus hábitat. Aun cuando cumplen una función ecológica importante, en la actualidad, este animal se considera una especie en peligro de extinción. No solo hemos destruído sus hábitats sino, incluso, los hemos deshonrado convirtiéndolos en alimento.
Lo verdaderamente aterrador de todo esto es que apenas ha comenzado. No hemos escuchado nada ni de la India, ni de África, ni de un largo etcétera de países fuera de lo que son las grandes potencias. Me temo que si eso ocurre, tendremos todos que salir corriendo a rescatar del olvido la palabra dantesco(1).
Aunque trillada, esta palabra capta mejor que ninguna otra lo que nos espera si los líderes mundiales no ponen a un lado sus banales intereses nacionalistas y deciden colaborar para salvar el Planeta.
Dantesco es la palabra que debió haberse intercambiado en esa llamada telefónica de enero que nunca ocurrió. Lástima. Si esa llamada se hubiese hecho y esta palabra se hubiese pueso sobre la mesa, quizas no estuviésemos viviendo en estas 'oscuras tinieblas'. Las mismas tinieblas en las que alguna vez vivieron tranquilamente los murciélagos hasta que el ser humano invadió su recinto para saciar su extraño apetito.
-Dr. Alberto A. Varela
Fundador de INSPIRA
Psiquiatra-psicoanalista
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