Publicado por INSPIRA, 20 de octubre de 2022
Podríamos decir que últimamente tenemos mucho más en qué pensar. El cambio climático, los costos de vivienda/productos, las secuelas del COVID-19, la corrupción política, la amenaza de guerra...entre otro. Son pocas las personas que no encuentran al menos una de estas cosas un poco estresante. Y aunque las redes sociales nos ayudan a mantenernos informados, tener las últimas noticias al alcance de la mano, las 24 horas del día, no siempre brinda comodidad o tranquilidad.
Para empeorar las cosas, un nuevo estudio, publicado en Current Biology, descubrió que pensar en todo lo anterior (y algo más) puede cansarnos aún más, acelerando el agotamiento mental.
Al momento, nadie sabe qué es la fatiga mental, cómo se genera y por qué la sentimos. La misma se ha mantenido un misterio a pesar de más de un siglo de investigación científica.
Si bien las máquinas pueden realizar tareas cognitivas de forma continua y sin fatigarse, el cerebro es diferente. El cansancio mental tiene importantes consecuencias: para las decisiones económicas, para la gestión en el trabajo, para la educación en la escuela, para la recuperación clínica, etc.
Una mirada más cercana al estudio
Cuando el trabajo cognitivo intenso se prolonga durante varias horas, algunos subproductos, potencialmente tóxicos, de la actividad neuronal se acumulan en la parte del cerebro conocida como corteza prefrontal.
A medida que surge la fatiga cognitiva, esto altera el control de una persona sobre la toma de decisiones.
Teorías influyentes sugieren que la fatiga es una especie de ilusión cocinada por el cerebro para que dejemos de hacer lo que estemos haciendo y pasemos a una actividad más gratificante. Pero los hallazgos también muestran que el trabajo cognitivo da como resultado una verdadera alteración funcional (es decir, la acumulación de sustancias nocivas), por lo que la fatiga sería una señal que nos hace dejar de trabajar, pero con el propósito de preservar la integridad del funcionamiento cerebral.
¿Qué es el agotamiento mental?
Ayuda comprender las razones biológicas por las que pensar mucho nos cansa, pero también es crucial comprender las muchas formas que toma el agotamiento mental.
Cuando las personas están bajo estrés prolongado, pueden terminar sintiéndose abrumadas y emocionalmente agotadas y esto eventualmente puede conducir a un colapso mental y/o físico. Esto a se conoce como agotamiento.
El agotamiento puede tener muchos signos y síntomas y, a veces, se confunde con sentimientos regulares de estrés , pero la diferencia es el alcance y la gravedad de lo que se experimenta.
Las personas que experimentan agotamiento a menudo se sienten impotentes cuando se trata de poder lidiar emocionalmente con los problemas en sus vidas. Se cansan demasiado y se sienten despojados de toda energía.
Algunos incluso desarrollan molestias físicas, como dolor musculoesquelético, molestias abdominales o problemas intestinales. Otros síntomas incluyen el autoaislamiento, el pensamiento negativo y la irritabilidad con los demás, a menudo combinados con una frustración extrema y una mecha corta.
Muchas personas muestran poco o ningún entusiasmo en cualquier parte de su vida diaria y, a menudo, se quejan de sentirse insensibles. El agotamiento también puede dificultar la concentración, la realización incluso de tareas sencillas y la capacidad de gestionar las responsabilidades cotidianas. Si no se controla, el agotamiento puede convertirse en depresión.
Evitar, o reducir, el agotamiento mental
La fatiga mental puede acumularse con el tiempo, y la tensión prolongada y abrumadora no es saludable para nadie. El estrés puede ser peligroso y tener consecuencias muy graves si no se maneja adecuadamente.
¿Nuestro mejor consejo? Asegúrate de dormir lo suficiente. El sueño adecuado ayudará en gran medida a aliviar la fatiga mental, ayudará a recargar tu cuerpo y evitará que se intensifique hasta el agotamiento o un colapso total.
Tomar descansos frecuentes durante el día también es crucial, especialmente cuando participas en actividades estresantes. Puede ser útil reservar tiempo para el yoga, la meditación o participar en una actividad que te resulte relajante. Y, por supuesto, una dieta saludable y el ejercicio no solo son buenos para tu cuerpo, sino que pueden hacer maravillas cuando se trata de aliviar la fatiga mental.
Además, puede ser beneficioso identificar cuál es la fuente particular de estrés para que se puedan tomar las medidas adecuadas para disminuir la presión. Por ejemplo, si tu trabajo te provoca fatiga mental, tomarte un tiempo libre pagado para irte de vacaciones o simplemente descansar y relajarte en casa puede reducir en gran medida la probabilidad de agotamiento.
Finalmente, recomendamos buscar la ayuda de un ser querido o un profesional de la salud mental si crees que puedes estar experimentando síntomas más graves de depresión y ansiedad, tales como evitar actividades sociales, desesperación y culpa, sentimientos de desesperanza, miedos irracionales, o pensamientos de suicidio.
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